1- Concentración durante la fase dinámica
2- Concentración en la técnica correcta
3- Concentración en la relajación
4- Concentración en la respiración
5- Lograr una marcha constante y uniforme
6- Concentración durante la fase estática
1- Concentración durante la fase dinámica:
En el armado y desarmado de las posturas.
2- Concentración en la técnica correcta:
El alumno dirigirá primero su atención a la adquisición de la técnica correcta del asana en todos sus detalles hasta el momento en que la haya asimilado perfectamente y pueda realizar el movimiento sin tener que prestarle demasiada atención.
3- Concentración en la relajación:
Una vez superada la primer etapa, dirigirse a la ejecución económica de los asanas, es decir, utilizar el menor número posible de músculos manteniendo relajados los otros no actuantes.
4- Concentración en la respiración:
Respirar de modo normal y continuo (salvo indicaciones particulares) durante el movimiento.
5- Lograr una marcha constante y uniforme:
Para ejecutar los asanas en forma verdaderamente yóguica, se debe mantener una lentitud constante, sin aceleración brusca ni disminución de la velocidad inicial. Esta progresión continua y uniforme distingue al yogui del principiante.
6- Concentración durante la fase estática:
Mantener una inmovilidad absoluta, observando que no se produzcan movimientos innecesarios como el de los ojos, las manos o la cabeza, pues no es el cuerpo el que exige movimiento, sino que nuestra mente se impacienta y se rehusa a permanecer inactiva por un tiempo. Una vez que salimos de la fase estática, deberemos desarmar la postura de una manera lenta y armónica, salvo que tengamos alguna sensación desagradable y debamos abandonarla inmediatamente. A través de la práctica, inconscientemente en nuestra vida cotidiana, logramos un andar flexible, firme y armonioso, al mismo tiempo renace la fuerza interior, los reflejos se vuelven más rápidos, los movimientos más precisos. La mente se va tornando más clara, segura y serena.
