Su método está básicamente compuesto por
dos etapas: en la primera se analiza y examina lo que se quiere conocer por medio de la mente racional y en la segunda etapa, se realiza un proceso de auto-interrogación e indagación con el fin de dar un salto más allá de la mente racional.
Se utiliza el pensamiento hasta donde resulta eficaz, y luego es abandonado para, a través de la indagación y el discernimiento, llegar a conocer la realidad en forma de experiencia directa.
El estado de yoga se alcanza despertando la intuición con una autopregunta que se formula constantemente. Es un proceso de indagación permanente que termina disolviendo los bloqueos y limitaciones de la mente, dando paso a la experiencia de la realidad última o
ATMAN.
La mente del Gñana-Yogui se hace idéntica al absoluto (
BRAHMAN). Para que el proceso finalice con éxito, el yogui debe tener un intensísimo deseo de fundirse con la verdad.
En cuanto a la autopregunta que se formula el
Gñana-Yogui , puede ser cualquiera que le ayude a comprender su naturaleza profunda o el orden del universo. Una muy utilizada es:
“¿Quién soy yo?”.
Es indispensable que la pregunta se formule con gran interés y continuamente. Solo dará resultado si el practicante está casi obsesionado con ella y si la respuesta le es de vital importancia.
Con tal disposición, la respuesta surgirá de las profundidades de la conciencia y no estará condicionada por el interés. Se puede decir que es un procedimiento parecido al que utilizan los grandes genios de la ciencia y el arte. El principal obstáculo en esta vía es que su desarrollo puede degenerar en un mero ejercicio intelectual, siendo el practicante arrastrado por la ilusión que crean el mundo y la mente.
El practicante de esta senda sigue premisas como:
“No creas nada que no experimentes por ti mismo”. Conoce muy bien las limitaciones del intelecto y solo valora la experiencia personal. Aunque esto no implica que no acepte las teorías expuestas en las escrituras o por los maestros, pero solo termina creyéndolas cuando las realiza en sí mismo.
El Gñana-Yoga cuenta con pocos adeptos y se dice que es el yoga más difícil, pero para las personas de tipo intelectual-intuitivo puede ser el más asequible. Lo que sí es cierto es que requiere gran preparación.
El practicante debe tener mucha perseverancia y una mente relajada y muy concentrada que facilite el despertar intuitivo.
Antes de abordar el
Gñana-Yoga hay que liberarse de los problemas mentales habituales como: fobias, complejos, prejuicios, traumas, ansiedades, inhibiciones, etc., pues son barreras que imposibilitan todo progreso.
La práctica de otras ramas del yoga ayudan a resolver dichas deficiencias y, además, conducen indirectamente al Gñana-Yoga.
En la India, el Gñana-Yoga está frecuentemente asociado a la filosofía Vedanta.
El Vedanta se basa en un pilar triple:
a) Estudio de las escrituras (textos)
b) La discriminación entre lo real y lo irreal por medio de la razón.
c) La experiencia intuitiva.
Así el Gñana-Yoga se configura en una estructura con siete partes:
1. Viveka: “discernimiento” metafísico entre lo real y lo irreal, lo eterno y lo finito, la personalidad humana y el yo suprapersonal.
2. Vairagya: “renunciación” de todos los objetos mundanos.
3. Tapas: “austeridad”.
4. Mumukshutva”: “anhelo de emancipación.”
5. Sravana: “audición de la tradición sagrada y las enseñanzas del maestro”.
6. Manana: “reflexión” sobre lo que se ha oído.
7. Nididhyana: “meditación” sobre las doctrinas reveladas por el maestro o las escrituras, que conduce al estado de superconciencia (samadhi).